Reseña: El invierno en tu rostro, Carla Montero

31 mayo 2016

Carla Montero · Narrativa · Plaza & Janés

Carla Montero alcanza su cuarto título publicado con El invierno en tu rostro. Hasta el momento yo era una de esas lectoras que había ojeado sus novelas, famosas y muy presentes en todas las librerías, pero que nunca se había animado a dar el paso definitivo. Con El invierno en tu rostro me ha iniciado en la prosa de la autora y ha sido así gracias a la atracción que generaron en mí dos elementos: los momentos en los que transcurre la historia (Guerra Civil española y Segunda Guerra Mundial) y el romance entre dos hermanastros. En ocasiones puedo llegar a ser una lectora muy previsible, los conflictos bélicos que se narran en la historia siempre han despertado mi interés y mi debilidad por el romance es algo de sobra conocido

El germen de esta novela, narrada con mimo y mucho esmero, se encuentra en la historia familiar de la autora, y durante casi ochocientas páginas, en las que se incluyen anécdotas y hechos reales, seremos testigos de la incongruencia de la guerra, de lo fácil que es situarse en bandos opuestos y creer que estamos cargados de buenas razones y de que, en muchas ocasiones, es imposible luchar contra el destino.

En un pueblo de montaña los hermanastros Lena y Guillén viven una existencia sencilla y tranquila. Ambos están muy unidos y apenas conciben la vida el uno sin el otro. Sin embargo, algo tan inesperado como extraordinario sucede y se ven obligados a separarse. Con los años y la distancia aquella complicidad infantil se convierte en amor juvenil alimentado con un encuentro esporádico y cientos de cartas.
El estallido de la Guerra Civil sorprende a Lena en Oviedo y a Guillén en Francia, quien, angustiado por la suerte de la mujer que ama, inicia un arriesgado viaje a través de un país asolado por la contienda para reunirse con ella. Sin embargo, la guerra pone a prueba su amor: Lena se ha convertido en enfermera voluntaria del bando sublevado y resiste en una ciudad sitiada por las fuerzas republicanas; Guillén forma parte de esas fuerzas que estrangulan la ciudad.
Más tarde, Lena y Guillén vivirán de primera mano los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial y seguirán en bandos opuestos: él en la resistencia contra el nazismo y ella como enfermera de la División Azul. Y aunque sus destinos volverán a cruzarse tanto en la Varsovia aplastada por los nazis como en la exuberante Tánger de los años cuarenta o en el dramático escenario de la posguerra española, siempre estarán condenados a enfrentarse al mismo dilema: ¿Cómo pueden amarse cuando sus voluntades políticas y sus trayectorias vitales han tomado caminos tan distintos?
La historia comienza con una joven Lena que, incapaz de conciliar el sueño ante la turbulenta tormenta que se desarrolla en el exterior, es testigo de una inesperada explosión en lo alto de la montaña. Horas después se enterará que lo que ella vio fue el accidente de un aviador francés que dejó su vida en las montañas del norte. Será Guillén, su hermanastro, quien encuentre el cadáver del francés y obtenga una inesperada recompensa por parte de la familia del fallecido: la posibilidad de trasladarse a Lyon y recibir la más excelsa educación. Llegará aquí la primera separación de Lena y Guillén, una con la que dará fin a esa época despreocupada y tranquila caracterizada por la sencillez e inocencia propias de la infancia. A partir de ese momento, Lena y Guillén, que se enamorarán, nunca volverán a encontrarse en armonía y paz, el destino está empeñado en provocar que estos hermanastros se encuentren siempre en bandos opuestos, tanto en la la Guerra Civil española como en la Segunda Guerra Mundial y posteriores tiempos. Su amor está abocado al fracaso y el conflicto marcará sus vidas.

El invierno en tu rostro es una novela compleja, una lectura intensa y densa, rica tanto en contexto como en personajes e ideas. Carla Montero tiene una pluma depurada y sobria, es certera en los momentos adecuados y sentimental cuando toca. La ardua tarea de documentación que ha realizado la autora está presente en cada página, no tanto porque se ofrezcan elaboradas descripciones, sino porque se percibe un gran conocimiento sobre la época en la que transcurren los acontecimientos. Los protagonistas, Lena y Guillén, están completamente embebidos en el ambiente que se respira en la historia, representan posturas reales y creíbles, con sus aciertos y errores. La autora logra que la novela sea accesible para el lector, que se siente interesado tanto por el momento histórico como por la trama en sí.

Se percibe también un gran trabajo en los personajes, que se ven azotados por una época turbulenta e injusta. Comenzamos la historia con una Lena muy joven, agradable, dicharachera y divertida, que en el transcurso de las páginas irá convirtiéndose en una mujer pasional y valiente. En cuanto a Guillén (confieso haber sentido debilidad por él) el cambio es aún mayor. De ser un pastor retraído, solitario y poco comunicativo, pasa a convertirse en un hombre cuya identidad y libertad son sus más preciadas posesiones. La educación es libertad, es poder y futuro, y Guillén aprovecha las oportunidades que se le brindan y, aunque es arrastrado por los acontecimientos, luchará por aquello que considera justo. Es necesario comprender que para él sus ideas y valores son demasiado importantes, que renunciar a todo ello, aún cuando se pueda arrepentir de algunas decisiones, carece de sentido y convertiría en un absurdo su vida. Por todo ello, podéis imaginar que el amor entre Lena y Guillén tiene poco de convencional y fácil, pero es capaz de estrujarte el corazón. Es difícil dar por perdidas algunas batallas, pero la vida y nuestras decisiones se imponen en muchos momentos. Alabo la sinceridad de los personajes consigo mismos, su capacidad para ver la verdad a pesar de que esta resulte dolorosa y, sobre todo, el realismo que se palpa en cada acción y palabra.

A lo largo de casi ochocientas páginas de lectura pausada, Carla Montero llevará al lector a un turbulento e intenso viaje. España, Alemania, Varsovia, Tánger... siempre habrá lugar para el encuentro entre Guillén y Lena, pero nunca tiempo suficiente, nunca armonía ni paz. Grandes personajes, cuidado contexto, épocas apasionantes y crueles, conflictos que escapan de nuestro entendimiento, una trama muy bien trabajada junto con una pluma depurada son algunos de los elementos que encontraréis en  El invierno en tu rostro. Seguro que me dejo cosas en el tintero, pero me quedo con el valor histórico de la novela, con el pasado que nos presenta y con sus personajes.

10 comentarios :

  1. Le tenía echado el ojo porque este tipo de temática me atrae mucho. Tu reseña me viene estupendamente porque es la primera que leo y me ha despejado algunas dudas que tenía.

    ¡Mua!

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  2. Ufff creo que no es un libro para mí, creo que se me haría muy pesado pero gracias por la reseña. Saludos :D

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  3. No está mal, parece entretenido
    igual me animo
    un beesito

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  4. Tiene muy buena pinta, a mí estas historias tan bien ambientadas me suelen gustar mucho, así que lo tendré en cuenta pero para más adelante, a ver i me pongo al día con las lecturas que tengo.

    Besos.

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  5. No sabía si leerla o no, pero con tu reseña me he decidio a hacerlo. A veces yo también soy una lectora predecible, pero es que Segunda Guerra Mundial más romance prohibido, si está bien escrito, y por lo que dices lo está, puede ser la combinación perfecta.
    Besos♥

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  6. La novela anterior de la autora me gustó mucho, aunque debo confesar que el período en el que ambienta esta me llama bastante menos la atención. Creo que antes de buscarla iré a por las que aún no tengo, las dos primeras.

    Un besito.

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  7. Hola
    No conocía la novela y no he leído bada de esta autora y, pese a que lo pobes tan bien, ahora mismo no me apetece ese tipo de lectura
    Pero lo tendré en cuenta para más adelante
    Un besote

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  8. Sé que es un libro que me gustaría seguro pero tengo que reservarlo para cuando tenga más tiempo que ahora no doy a basto. Estupenda reseña.

    Besitos

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  9. Tengo ganas de leer a la autora =)

    Besotes

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