Laura Griffin/ Supense romántico/ Pámies
La artista forense Fiona Glass es la mejor en su campo, pero necesita un cambio. Su habilidad para interpretar los recuerdos de las víctimas de brutales ataques la lleva a recrear los rostros de sádicos criminales, lo que ha acabado por pasarle factura. Solo la tenaz insistencia del jefe de policía Jack Bowman consigue que posponga su decisión.Jack está intentando dar caza a un asesino en serie que se dedica a secuestrar a adolescentes. Pero lo que parece una tarea sencilla acaba complicándose, sobre todo por la abrasadora atracción que siente por la tentadora Fiona.Jack jamás quiso que Fiona acabara tan profundamente involucrada en el caso… ni en su vida. Y ahora que el asesino la tiene en el punto de mira, la única manera de mantenerla a salvo es desentrañar los más oscuros secretos de un pequeño pueblo, secretos que han dejado un rastro realmente aterrador…
Que el sello de novela romántica Phoebe me encanta no es un secreto. Ahora mismo, al menos en España, el género romántico no está pasando por su mejor momento y lo habitual es encontrarse con títulos entretenidos que olvidas las instante. Quizá por eso, aprecio más que antes los destellos de calidad que aprecio en autoras, como es el caso de Laura Griffin, y el nulo caso que le hacen a las modas ciertas editoriales (¡gracias, Phoebe!). El rastro del miedo captó mi atención desde el primer momento, me encanta el suspense romántico y estoy deseando leer este tipo de historias cuando se me presenta la oportunidad. A grandes rasgos, puedo decir que El rastro del miedo es una muy buena novela de suspense, muy bien construida, hilada y explicada, capaz de mantener en vilo al lector (fue coger el libro y no querer soltarlo hasta llegar a la última página), con personajes atractivos, un ritmo ágil y giros que logran sorprenderte. Y, además, tiene pequeñas dosis de romance que hacen más atractivo si cabe la historia.
Fiona Glass está decidida a dejar su labor como artista forense y dedicarse de lleno a su faceta como artista, muy alejada del oscuro mundo en el que se sumerge cada vez que hace el retrato de un criminal. Su último trabajo consiste en hacer el retrato del secuestrador de una niña y lo hará a través de los recuerdos de su hermano pequeño. Claro que Fiona no contaba con la insistencia de Jack, un jefe de policía decidido a contar con su colaboración para resolver el caso de un asesino de mujeres hispanas.
El rastro del miedo no es una novela perfecta, pero sí notable. El suspense, su principal ingrediente, resulta perfecto, capaz de captar toda la atención del lector. Los dos casos en los que Fiona trabajan son verdaderamente interesantes y escalofriantes, están tratados con verosimilitud, respeto y seriedad y se sustentan por sí mismos, no son un recurso excusa que usa la autora para crear romance. Creo que a la historia le falta algo de acción y mentiría si no dijese que un poco más de romance habría estado bien, pero el conjunto final es muy bueno. Laura Griffin se ha decantado por una historia de suspense más que romántica, pero no ha olvidado esta parte y ha sabido ser fiel a los personajes en la construcción de su relación. Tanto Jack como Fiona son personas serias, responsables, profesionales, maduras y contenidas y eso marca su relación, que nos ofrece interesantes tiras y aflojas e intensas escenas que no llegan a resultar almibaradas.
Resulta evidente que la autora ha realizado una destacable labor de documentación y la prueba se encuentra entre sus páginas: las detalladas referencias sobre la labor de los artistas forenses, el cuidado con el que se narra la investigación policial... Creo que la autora ha acertado tanto en el ritmo como en el enfoque, ha sabido crear una historia adictiva, interesante y entretenida.
El rastro del miedo es una notable novela de suspense romántico, muy bien construida y desarrollada, con protagonistas fuertes, un ritmo ágil y pequeñas dosis de romance.