Reseña: Nada más que problemas

18 marzo 2013

Nada más que problemas
Autora: Rachel Gibson                Género: R. Contemporáneo
Editorial:  Ediciones Pàmies         Serie: 5º-Equipo de Hockey Chinooks
La exitosa carrera como jugador de hockey y capitán de los Chinooks de Seattle de Mark Bressler llegó a su fin el día que tuvo el accidente que destrozó la mitad de los huesos de su cuerpo. Y desde que salió del hospital, los burócratas del equipo no han hecho más que mandarle asistentes sanitarios a casa; claro que él consigue espantarlos a velocidad de vértigo... Hasta que se topa con una realmente obstinada.
La carrera como actriz de Chelsea Ross se estrelló antes de despegar —jamás pasó de ser la reina del grito en películas de serie B—, así que abandona Hollywood para… acabar convertida en la asistente del más malhumorado jugador de hockey del mundo. Si no necesitara tanto el dinero, saldría de allí pitando.
Chelsea puede tolerar el mal humor de Mark y su actitud prepotente, pero no está preparada para resistirse a la atracción que termina sintiendo por él. Por eso, cuando el famoso chico malo del hockey pone los ojos en ella, sabe que el tiempo de gracia ha terminado. ¿Será capaz de enfrentarse a todos los problemas que surgirán si cede a la pasión que Mark despierta en ella?

Siempre espero con ganas la próxima novela de Rachel Gibson. La autora tiene algo especial, no sé si es su capacidad para crear personajes realistas, pero a la vez especiales, la prosa tan cuidada y sencilla que tiene o el ritmo ágil que le da a todas sus novelas, pero tiene ese algo que a mí tanto me gusta.

Nada más que problemas es una novela entretenida, divertida, sencilla y muy ágil. Se lee en un suspiro, no solamente por su brevedad (tienes unas trescientas páginas) sino también por la capacidad de la autora para enganchar al lector y hacer que pase páginas casi sin darse cuenta. La novela empieza justo donde lo dejo Amor verdadero y otros desastres (leer reseña aquí), pero se pueden leer de forma independiente.

Mark Bressler tenía una vida de ensueño: era uno de los mejores jugadores del hockey, capitán de los Chinooks de Seattle, era libre de ataduras y podía hacer con su vida lo que quería. Pero, un buen día, de la noche a la mañana su vida da un giro radical y a punto está de perder la vida en un accidente de coche que le alejará para siempre de su sueño y su vida: el hockey. A partir de ese momento comenzará la dura lucha de Mark por volver a vivir cuando sientes que ya nada merece la pena. Chelsea aterrizará en su vida como su asistente, una tarea verdaderamente compleja ya que Mark se niega a que nadie cuide de él y no duda en comportarse como un idiota para echarla de su casa.

A pesar de que la trama es bastante sencilla, me ha gustado como ha trabajado la autora tres aspectos: la historia de Chelsea, el estado anímico de Mark y la relación que surge entre ellos. Chelsea es una chica preciosa con demasiado pecho que durante años ha estado en Hollywood esperando su gran oportunidad, pero que sólo ha conseguido papeles de extra gracias a su llamativo físico. Divertida, extrovertida, charlatana, con un toque estrafalario para la ropa y con mucha paciencia, sacará de sus casillas a Mark. Chelsea me ha parecido un personaje bien construido, realista y alejado de la perfección que a veces se adueña de las protagonistas de este género. Otro de los grandes aciertos de la novela es Mark, un tipo al que le ha cambiado el carácter y se ha vuelto insoportable. Saberse dependiente le agriará aún más el carácter y entrará en una peligrosa dinámica con su medicación (¿se medica para no sentir dolor o hay algo más?). Y luego está el romance entre ambos protagonistas, cuya relación se va cociendo a fuego lento y cuenta con unas bases muy sólidas. No es una relación especialmente romántica (hubiera agradecido un poco más de azúcar), pero está bien desarrollada y cuenta con unos tira y afloja muy interesantes.

A todo esto le podemos añadir la presencia de Bo, hermana gemela y de Chelsea, y de Jules, que trabaja como ayudante de Faith (la dueña de los Chinooks) y entre los que se desarrollará una relación muy peculiar, que se sumará a la peculiaridad de ambos personajes: él es un metrosexual y ella es muy rígida (no en vano la llaman Mini Pitbull). Me ha gustado también el papel del hockey en la historia y cómo se ha tratado el problema de Chelsea con su pecho. El único pero está en su final: creo que la autora se precipita y lo que nos cuenta en dos capítulos tendía que hacerlo en cuatro o cinco.

Nada más que problemas  es una novela divertida, ligera, bien escrita y ágil.

5 comentarios :

  1. ¡Y yo todavía no he leído nada de Gibson! A ver si encuentro alguna novela independiente o, como mucho, la primera de esta saga.

    Un besito y feliz lunes.

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  2. Me encanta Gibson, como digo siempre me parece SEP un poco más light.
    Empecé ya esta novela y promete muchísimo sobre todo por la actitud del protagonista, me encanta!

    Espero que me guste tanto como a ti y a ver que me parece ese final que comentas.

    Un beso
    Dácil

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    1. A pesar de las similitudes entre SEP y Gibson, creo que son autoras que se diferencian bastante, tienen un sentido del humor bien diferente.

      El final es un poco abrupto y para mí le ha bajado un poco la nota al libro. Ya me contarás que te parece.

      Un beso :)

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  3. Esperando que me llegue, me gusta mucho esta autora! es cierto esa saga tiene mucha similitud con la de SEP. Gracias por la reseña.

    Besos

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  4. Estoy con él y por ahora va por muy buen camino en las escasas 50 páginas que he leído. Gibson me conquistó con el cuarto de esta serie y aunque se parezca a SEP, como veo por aquí que decís y con toda la razón del mundo, voy a disfrutar ambas series como enana <3

    Muás!

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