Reseña: Besos de murciélago

Besos de murciélago

Autora: Silvia Hervás
Editorial: Random House Mondadori, Montena
Género: Juvenil

Sinopsis:

James, un chico de la alta sociedad inglesa, va a pasar las vacaciones de Navidad con los Graham, una familia de clase media americana. Kesley será la encargada de hacerle de anfitriona, pero la verdad es que no lo tendrá nada fácil: la personalidad excéntrica y sofisticada de James se desvelará muy pronto.

Acostumbrado a un tipo de vida propio de las élites, no aprueba ni a los amigos, ni al hermano rasta, ni la comida, ni la forma de vestir de Kesley. James extiende periódicos para sentarse en el autobús, compra los alimentos más caros y exclusivos del supermercado, pide taxis cada día y humilla a Kelsey con sus comentarios impertinentes.

A pesar de las continuas peleas, de las ironías fuera de tono del inglés y de los cortes exasperados de Kelsey, la convivencia les forzará a establecer pactos y, poco a poco, el abismo que hay entre ellos se irá estrechando hasta que una noche, con unas copas de más y ante la sorpresa de Kelsey, James la besará con la excusa del muérdago navideño.

Es realmente complicado provocar la risa a un lector, pero Silvia Hervás lo ha conseguido, especialmente en sus setenta primeras páginas, pero también a lo largo de toda la historia.

Besos de murciélago, novela finalista del premio Ellas Juvenil Romántica 2012, es una novela fresca, divertida y con mucha chispa, que engancha al lector desde sus primeras páginas, le arranca sonrisas y le conquista con sus personajes, tan peculiares y a la vez tan normales. Y es que el gran acierto de la historia son sus personajes, tanto los protagonistas como los secundarios.

James, el refinado inglés que va a pasar un mes en Estados Unidos a casa de la familia Graham, es completamente distinto al típico protagonista de la novela juvenil romántica. Obligado por sus padres a pasar las vacaciones de navidad con una familia americana (con la que no comparte nada,no se adapta muy bien a la campechana vida de su nueva familia, chocando, sobre todo, con la hija menor de la familia: Kesley). James es un finolis de mucho cuidado, maniático, arrogante, prepotente, pijo, superficial, engreído, quejica…. En resumen, un chico de lo más repelente. Y ahí está su gracia: en que a pesar de no ser atractivo, porque sí, el chico es guapísimo, pero el carácter que tiene hace que su belleza física pase desapercibida, sabe caer bien al lector. Resulta imposible no reírse con sus ideas y con sus manías, disfrutar de su inocencia y ver cómo va descubriendo el mundo de la clase media (ir a comprar a un supermercado, viajar en autobús…).

Kesley es una chica normal: va al instituto, sale con sus amigos, cubre a su hermano con sus padres… Desde el primer momento saltarán las chispas entre ella y James, que la juzga, sin remordimientos, por su apariencia física y su forma de vestir (cosa que no preocupa nada a Kesley). La pobre Kesley tiene una paciencia de santa al aguantar a James, cuya presencia le será impuesta por su madre. Me ha gustado mucho Kesley por su dulzura, nobleza, inocencia y paciencia. A pesar de las múltiples refriegas que tiene con James, no le dejará solo, aunque tampoco se dejará avasallar por él.

La autora se toma su tiempo para desarrollar la relación entre Kesley y James. Dado que desde el primer momento ambos personajes no se soportan, el camino hacia el amor será largo para ellos, y estará repleto de discusiones, enfados y peleas. Otra de las cosas que me ha gustado ha sido que ambos personaje, pese a sentirse atraídos por el otro, no pierden su esencia. Me hubiera gustado que la parte de la novela en la que por fin James y Kesley están juntos hubiera tenido más páginas, para así haber visto como funciona su relación de pareja. Me parece que esa parte queda un poco "coja".

En cuanto a los personajes secundarios, me ha divertido mucho Marcuss, el hermano mayor de Kesley, y  a quien James no soporta por sus pintas, sus modales y sus comentarios, más próximos a los de un hippie que a los de un pijo como él. También me ha gustado el papel de la madre de Kesley, que se muestra muy maternal con James y le da algo del calor familiar que le falta en su casa.

Silvia Hervás ha creado una novela ágil, fácil de leer, con un ritmo rápido y constante y una narración sencilla; ideal para una tarde de descanso en la que nos apetezca leer algo fresco y divertido.