Reseña: Cuando la memoria olvida

Título: Cuando la memoria olvida

Autor: Noelia Amarillo

Editorial: El Maquinista
ISBN: 978-84-938526-2-7

Sinopsis:

En la vida de Ruth no hay sitio para nadie mas… de hecho, ni siquiera hay sitio para ella misma. Cuida su casa, a sus hermanos (aunque son ya adultos) y a su padre (que no tiene muy buena cabeza). Trabaja en un centro de día para mayores donde no sólo hace su trabajo sino también el de la arpía de su jefa… para conseguirlo regula sus días de horarios imposibles controlando exactamente cada segundo aprovechable. Su única vía de escape son las escasas reuniones con sus amigas… y pasar algún sábado que otro con un amigo especial que le hace hermosos “diseños de interiores”.

La vida de Marcos es un cúmulo de experiencias y viajes. Imprevisible, impaciente y visceral hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere (así le va). Tras pasar varios años en todos los rincones de Estados Unido, y de parte del mundo, decide volver a su país natal, España y asentarse. La falta de previsión, y sobre todo la comodidad, se confabulan para que acabe viviendo en la casa de su madre, una mujer obsesionada por las telenovelas, que vive por y para la ficción.

De niños eran los mejores amigos y los más fieros enemigos. Pero el destino los separó, para años después volver a juntarlos. Un día agradable se convirtió en una noche de pasión que finalizó en una discusión que los separó y cambió la vida de ambos.

Ahora vuelven a encontrarse, todo sigue igual y a la vez todo ha cambiado…

Pese haber oído bastante sobre esta autora, Noelia Amarillo, hasta ahora no había leído ninguno de los tres libros que lleva publicados hasta el momento.

Cuando la memoria olvida guarda relación con Falsas apariencias, la anterior novela de Noelia, pero no es indispensable leer el primero para seguir sin problemas Cuando la memoria olvida, es más, yo aun no la he leído.

Ruth es una mujer normal, trabajadora, responsable y seria, con una pesada carga familiar: desde muy pequeña fue la “mamá” de su casa, su madre murió demasiado pronto y ella ocupó, en parte, su puesto (limpieza, comida, cuidar a sus hermanos, echar una mano a su padre…). A medida que sus hermanos, Darío y Héctor, crecen y son más autónomos, ellos y su padre la animan a que se vaya un año a Estados Unidos para mejorar sus estudios de inglés. A Ruth le cuesta dejar todas sus responsabilidades de lado y marcharse para, por primera vez en su vida, hacer algo que la encanta. Una vez allí se encontrará con Marcos, su mejor amigo de la infancia, ese con quien hizo mil travesuras, con el que jugó al fútbol, al que ayudó con los deberes… y el chico al que dio su primer beso. Marcos y Ruth se separaron en el camino que transcurre entre la infancia y la adolescencia, por razones familiares él dejó Madrid para irse a EE.UU. con su padre. El encuentro entre ellos, emocionante y revelador, no acaba del todo bien y después de tantos años sin saber el uno del otro, la relación se vuelve a perder y no solo por el problema que surge entre ellos sino porque Ruth tiene que volver a España, su padre está ingresado en el hospital. Años después, cuando Marcos vuelva a Madrid, volverán a reencontrarse, ¿qué pasará entonces?

La historia arranca desde el pasado cuando Ruth “Avestruz” y Marcos “cara de asco” (Marcos disfruta poniendo motes a todo el mundo) son unos niños. En esa época eran los mejores amigos pero también los más fieros rivales, cosas de la infancia, ya sabéis.  También veremos cómo son, qué hacen, cuánto han cambiado… en el inicio de la veintena. Y ya por último, le veremos en su madurez. Me han gustado mucho estos saltos temporales porque conocemos realmente como eran los personajes y como ha ido evolucionando su relación con el paso de los años.

Ruth es una mujer fuerte, fuerte de verdad. Se repuso de la muerte de su madre cuando aun era una niña y se echó a las espaldas a su familia, después tendrá el coraje y la fuerza necesaria para ayudar a su padre con su enfermedad, parecida al Alzheimer. Ricardo, el padre de Ruth, es incapaz de crear recuerdos nuevos, solo tiene en su memoria su pasado, el presente se esfuma de su mente en pocos segundos. A pesar de todo ello, Ruth sigue para adelante, consigue un trabajo que la gusta en un centro de día para ancianos con problemas y cuida de su familia.

A pesar de todas las cargas que lleva encima, Ruth no se queja nunca, trabaja, lucha y encima de todo sonríe. Es trabajadora, responsable aunque un poco aburrida, al menos eso es lo que dice su aspecto de bibliotecaria (ropas oscuras y apagadas, moño…).

Marcos ha sido el que no ha acabado de convencerme, no porque el personaje esté mal construido sino porque no me gustan varios aspectos de su personalidad. Es visceral, poco razonable, tiene un mal genio insoportable, es poco previsor y demasiado celoso, incluso creo que tiene el ego demasiado grande. Desde su adolescencia ha tenido pocos preocupaciones (sus padres los causantes de todas ellas), ha vivido como ha querido, sin tener grandes responsabilidades, todo lo contrario que Ruth.

La relación entre ambos va a estar llena de altibajos, cada uno tiene una vida ya establecida, sobre todo Ruth, y cuando la otra persona interrumpe en ella las cosas se desestabilizan un poco.

Noelia tiene muy buena mano para las escenas de cama, es explícita pero no cae en lo vulgar. La parte erótica del libro es importante tanto en trama como en extensión.

La novela cuenta con varios secundarios interesantes, sobre todo Darío, el hermano mediano. Un hombre mandón, fuerte e imponente, con una personalidad que me llama mucho la atención. ¡Quiero un libro con su historia!

Cuando la memoria olvida es una historia intensa y real, repleta de varios tipos de amor (amistad, familia, pareja…), con unos protagonistas alejados de los tópicos románticos.