Reseña: Un duque nunca se rinde

18 febrero 2014

Un duque nunca se rinde
Autora: Juliana Gray               Género: R. Histórico
Editorial: Plaza & Janés          Serie: 3º-Romances a la luz de la luna
Las normas de la sociedad inglesa no están hechas para Abigail Harewood. La impetuosa joven está convencida de que ha llegado el momento de vivir a su manera, y ha tomado la irrevocable decisión de que lo primero que debe hacer es tener un amante. En cuanto el apuesto duque de Wallingford aparece en el umbral del castillo italiano donde reside temporalmente, Abigail sabe que es el candidato perfecto.

Por su parte, Arthur Wallingford se ha exiliado de forma voluntaria a Italia para demostrarle a su abuelo que es algo más que un niño mal criado y egoísta, que salta de un lecho femenino al siguiente. Pero el año de abstinencia estricta que el joven aristócrata se ha impuesto a sí mismo se verá alterado cuando conoce a Abigail, una mujer fascinante, un espíritu libre cuyos encantos e inteligencia resultan peligrosamente tentadores.
Pasión, sensualidad e intriga vuelven a surgir bajo el mágico cielo de la Toscana, en el encantador cierre de la serie «Romances a la luz de la luna».
Un duque nunca se rinde supone el final de la serie Romances a la luz de la luna, una trilogía que narra las aventuras de tres parejas bastante dispares en un castillo abandonado de la Toscana, en el que se verán obligados a convivir debido a un malentendido que desprende cierto aroma paranormal. En Una dama nunca miente, Lucinda Gray, la autora, nos ofreció una historia divertida con personajes atípicos, y en el segundo libro de la serie, Un caballero siempre es discreto, cambió el tono y nos narró una historia de reencuentros profundamente emotiva. En esa ocasión, la autora nos ofrece una novela divertida, ligera, fresca y entretenida, con más presencia de lo paranormal  y con compendio de personajes y tramas anteriores, pues las tres historias de amor transcurren de forma paralela pero cada una tiene su propio desarrollo.

Abigail Harewood está muy lejos de ser una dama corriente. Hace tiempo que decidió que el matrimonio no era para ella y que sus aficiones eran más propias de varones que de damas, así pues, escogió su camino, uno que le alejó de lo convencional –casi siempre– y decidió disfrutar de su vida. A sus veintitrés años siente la necesidad de disfrutar de los placeres carnales y decide buscarse un amante, tarea nada sencilla, como podrá comprobar. Cuando conozca a Arthur Wallingford, un egocéntrico duque, se dará cuenta de que él es un candidato ideal, por lo que emprenderá una campaña de acoso y derribo a su particular estilo para acabar en su cama. Mientras tanto, Wallingford sigue enfadado por las acusaciones de zángano e inútil, así como por cierta amenaza promesa, con que su abuelo le obsequió. Abigail pronto acaparará toda su atención, una muchacha tan vivaracha, inocente, sincera y deslenguada, con esa forma tan peculiar de ver la vida, será un soplo de aire fresco para el duque, que se ha acostumbrado demasiado a lo fácil.

Como pasó en los dos libros anteriores, la relación entre los protagonistas será el eje principal de la historia, solo que en esta ocasión deberá compartir un poco de su protagonismo con la trama paranormal, que nos remontará a una maldición que solo Abigail y su duque podrán deshacer. El romance de la novela pasa por diferentes etapas, pero se caracteriza por su punto tierno y divertido. La autora decide cambiar los roles de los protagonistas en ciertos momentos, y propicia que el paso del tiempo y el devenir de los acontecimientos cambien las perspectivas del duque y la alocada hermana de la marquesa. Entre ellos saltan chispas desde el primer momento debido a la autenticidad y el carácter impulsivo de ella, que chocan de lleno con la forma de ser del duque. Pero será precisamente eso, lo que tanto diferencia a Abigail del resto de las mujeres, lo que despierte los sentimientos del arrogante aristócrata, que por primera vez en su vida verá como sus deseos no se hacen realidad y una mujer no se pliega a sus caprichos y órdenes. Aquí aprovecha la autora para meter alguna que otra escena cómica, así como conflictos entre la pareja, que deberá madurar y superar sus miedos para poder estar juntos.

Además de dos buenos protagonistas, la historia cuenta con la breve intervención de los personajes de los anteriores libros, y sobre todo con la intervención de dos de los empleados del castillo, cuyo papel es importante para la historia. La pluma de la autora es sencilla y ágil, logra crear una historia ligera y entretenida a la que te enganchas con facilidad y que tiene momentos divertidos, así como otros muy románticos. También es cierto que hay elementos un poco cogidos con pinzas, pero son de carácter secundario.

La serie Romances a la luz de la luna se caracteriza por ser divertida y muy entretenida, ofrece personajes peculiares en algunos casos y tiernas historias de amor.

4 comentarios :

  1. No termina a mi de llamarme..

    ResponderEliminar
  2. Tiene buena pinta. Tal vez me anime si mi bolsillo me lo permite ;-) Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Tengo que leer esta serie a ver que tal está. Miedo me da porque se repiten los escenarios y pueden verse situaciones parecidas o similares que en los anteriores pero igual me animo, parece pese a todo que esté bien. Ya veré.

    Un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de la repetición de escenarios yo lo noté más en el segundo libro, aunque no se me hizo especialmente pesado. Yo te recomiendo la saga, sobre todo el primero, que es el mejor de toda la trilogía.

      Besos :)

      Eliminar