Reseña: Hijo del fuego

Hijo del fuego

Autor: Sherrilyn Kenyon      Género: R. Paranormal

Editorial: Esencia              Serie: 2º- La Liga

Syn ha sido instruido para ser un ladrón informático, pero un día descubre un secreto que estuvo a punto de acabar con su vida. Desde entonces, se ha dedicado a huir y a formarse como uno de los asesinos más peligrosos del universo. Shahara Dagan, por su parte, es una de las mejores de su raza y la única de su generación que ha sobrevivido al férreo entrenamiento que la ha convertido en rastreadora de asesinos. Pero ni siquiera eso la ha preparado para el encuentro con Syn. Ella es la única capaz de llevarlo ante la justicia, pero no cuenta con que él es íntimo amigo de sus hermanos, a los que ha ayudado en numerosas ocasiones. Si lo salva, la vida de ambos estará en peligro. La cacería acaba de empezar…

Hijo de fuego me ha dejado tan buenas sensaciones como lo hizo Hijo de la noche. De nuevo, Kenyon nos ofrece una obra muy a su estilo, con unos protagonistas muy bien perfilados, un contexto más que correcto y grandes dosis de acción y romance.

En este segundo libro, y quizás por herencia del primero, el escenario futurista en el que la autora enmarca su obra es más comprensible para el lector. Se sigue dando la información justa, pero se profundiza más en algunos aspectos, cosa que he agradecido bastante, porque, como ya comenté en la reseña del anterior libro, en momentos muy puntuales eché en falta algo más de información.

Me ha sorprendido lo bien trabajados que están los personajes y su relación. La autora no se decanta por el camino sencillo, nos enseña cómo son los personajes, nos descubre sus miedos y sus ilusiones, les deja ser y, después, poco a poco, comienza a obrarse el cambio, empiezan a pasar cosas entre ellos. Ambos protagonistas, Syn y Sahara, son coherentes con lo que son a lo largo de toda la historia y su personalidad no se diluye ni suaviza por estar enamorados.

A Syn ya le conocíamos del libro anterior. Es el leal amigo de Nykyrian, un tipo oscuro, con un pasado traumático y una preocupante afición por el alcohol. Pero, como siempre, detrás de esa fachada hay mucho más. Syn ha tenido que sufrir por el legado, teñido de sangre y horror, que su familia le ha dejado. Le han juzgado por lo que no ha hecho ni dicho, le consideran un monstruo sin corazón, cuando es todo lo contrario. Syn ha luchado para que le vean como realmente es, pero nadie le ha dado una oportunidad, así que son comprensibles la rabia y el dolor que siente, así como que sea un tipo que se aísla y permanece ajeno a casi todo.

Sahara es una luchadora desde la primera hasta la última página del libro. Tiene una personalidad muy fuerte, arrastra un pasado con bastantes sombras y dedica su vida a sacar adelante a sus ya creciditas hermanas, ambas irresponsables y siempre metidas en líos. Se ha visto obligada a vivir situaciones y tomar decisiones que, en situaciones menos dramáticas, no hubiera experimentado, pero no parece quejarse demasiado, se ha resignado a lo que le toca vivir y solo en breves momentos, y sobre todo con la aparición de Syn, se permite pensar que las cosas pueden ser diferentes.

El romance avanza sin demasiada prisa, a medida que la confianza entre ellos va construyéndose. Pero la trama no se nutre solo de la relación amorosa entre ambos protagonistas, sino que la acción tiene un papel fundamental (Syn y Sahara serán perseguidos durante todo el libro), que se entroncará con su relación sentimental.

En cuanto a los secundarios, Syn y Sahara se pasan la historia corriendo de un sitio para otro sin tener mucho contacto con nadie, así que la presencia de los secundarios no es muy importante. Me han exasperado las hermanas de ella, dos mujeres adultas completamente dependientes, y a las que Sahara consiente, sacándolas siempre las castañas del fuego. 

Hijo de fuego cuenta con unos personajes profundos y bien construidos, con una trama interesante y un mundo diferente. No se libra de ciertos clichés y, en ocasiones, la autora repite demasiado ciertas cosas, pero es un libro que merece la pena, especialmente por sus protagonistas.